La inadmisible línea del odio

 

En el artículo titulado “desinformación y posverdad”, publicado en este espacio, en noviembre pasado, hice referencia a este fenómeno que tiene en las redes sociales y medios de comunicación un peligroso caldo de cultivo. Cité la actualización que acerca del tema había compartido la periodista Rocío Flores, en un conversatorio público sostenido con ella.
Había hecho referencia a publicaciones que se comparten “sin un significativo filtrado por terceros, ni verificación de datos o juicio editorial alguno”, favoreciendo una práctica deleznable y peligrosa donde, aunque se identifique quién miente por ignorancia, mala fe o motivos financieros o ideológicos, no parece existir una poderosa sanción. Salvo que la herramienta tecnológica le suspenda o retire su cuenta, o que en las mismas redes sociales se denuncie la falta de probidad y calidad moral de la persona que comete dicha transgresión, es difícil hallar consecuencias legales.
Definida la posverdad como una “actitud de resistencia emocional ante hechos y pruebas objetivas que tiene mucho que ver con los llamados sesgos cognitivos del ser humano, especialmente el sesgo de confirmación que hace más fácil creer y recordar aquellos datos que se ajustan a nuestras creencias previas”, hay un ejemplo lamentable de esta práctica. La directora de la revista Siempre!, Beatriz Pagés Rebollar, sin ningún recato demostró en la edición del 7 de diciembre que no le importa utilizar la “guerra sucia” con tal de lastimar la honra de la precandidata de morena.
Dañó también la reputación del fundador de esta publicación, don José Pagés Llergo, que en tiempos del partido único abrió la revista a una pluralidad de puntos de vista, donde igual publicaban Roberto Blanco Moheno y Margarita Michelena, que Carlos Monsiváis y Francisco Martínez de la Vega.
En la portada aparecía la silueta de Claudia Sheinbaum, mostrando una esvástica, asociada con la ideología nazi desde que Adolfo Hitler la adoptó como emblema de su partido. Se acompañaba con esta afirmación: “Si permitimos que pase Morena, si dejamos que gane Sheinbaum, los exterminadores de México no sólo serán las SS de la 4T, sino una oposición sin coraje para impedir que México quede en las garras de un proyecto despótico y transexenal encabezado ahora por una comunista embozada”.
En un artículo muy bien documentado, Fabrizio Mejía exhibió las falsedades de la exdiputada priista, señalando que confundía a los nazis con los comunistas y endilgaba el temible cuerpo de élite de la SS alemana con Morena que, entre otras atrocidades, ordenaba las masacres en los campos de concentración contra comunistas, judíos gays y gitanos. En el mismo tenor usuarios de redes sociales replicaron estas falsedades que no caen en la infodemia o desinformación, sino en otra forma de violencia para aniquilar, al contrario.
En un desplegado publicado en el periódico La Jornada, un grupo amplio y plural de personas, con posturas políticas tanto a favor como en contra de la 4T, expresaron que la señora Pagés y su equipo cruzaron una línea inadmisible en los tiempos que vivimos. “La portada no sólo es deshonesta y ofensiva contra Claudia Sheinbaum, sino con las verdaderas víctimas del fascismo, con sus familiares y con los millones de personas que han luchado por la memoria y la no repetición”.
Le pidieron retirar de la circulación la revista y ofrecer una disculpa pública. Sin embargo, aunque ella publicó en su cuenta de X una rosa blanca y un editorial manifestando su admiración por la comunidad judía, nunca se disculpó con Claudia, pues parece estar convencida de que las mentiras, los rumores y la posverdad si no manchan por lo menos tiznan.
Los desvaríos racistas de quien en mala hora desbarrancó el prestigio de la revista, no deberían pasarse por alto ahora que la competencia política sube de tono. En su buena época, ¡Siempre! se cuidaba de no confrontar directamente al presidente de la República en turno, por el imperio de la publicidad oficial, pero se recuerda que José Pagés fue solidario con don Julio Scherer y su equipo cuando fueron expulsados por Echeverría del periódico Excélsior. Además, el semanario representó escuela e inspiración en cuanto a calidad y profesionalismo de sus articulistas; las entrevistas, crónicas y reportajes que publicaba, además de memorables plumas en el suplemento La cultura en México.
Ahora que se inauguró el primer tramo del Tren Maya, el sureste resplandece y deja entre nosotros envidia de la buena, porque ya existe una opción más segura y cómoda para visitar esta hermosa región de México. Una derrota al falso ambientalismo, asesorado desde el poder económico y político opositor.